El matrimonio no sólo es la unión de dos personas, sino también el resultado de un llamado interno que nos invita a adentrarnos en uno de los grandes misterios de la vida.
La idea del matrimonio despierta muchas cuestiones cargadas de emoción y relacionadas con el sentido de la vida. El matrimonio está lleno de sentimientos contradictorios cuando no viscerales, de fantasías descabelladas, profunda desesperanza, gozo, alegría, amor, luchas, cuando no abatimiento y soledad. Todo ello es un claro signo de la presencia de algo más que dos cuerpos. La alianza matrimonial no se refiere al enlace de dos cuerpos sino a la unión de dos espíritus. Ignorar este hecho bajo la ilusión de los sexos puede entrañar problemas.
Mucha gente se casa con la esperanza de hallar una armonía y una felicidad definitivas para su vida. Algunos las encuentran mientras otros han de afrontar el desencanto, el arrepentimiento y la frustración de contemplar como sus aspiraciones se ven troncadas. En medio de tanta confusión, es fácil creer que podemos encontrar una formula mágica para hacer que el matrimonio funcione. Pero probablemente pocas formulas funcionen. Por mucho que nos esforcemos en hablar de proyecto en común, el matrimonio se aleja de la idea de una empresa en donde todo puede ser solucionado implementando técnicas objetivas, repartiendo tareas, marcando territorios. En definitiva haciendo un plan para hacer que el matrimonio funcione.
FUENTE: www.servisalud.com
EDICION:BRENDA CASTILLO
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